Arcadia, un nuevo viaje rolero


Porque así lo definen ellos mismos: "Arcadia es un paso personal que damos un grupo de autores independientes en el mundo de los juegos de rol. Es a la vez camino, creación, encuentro, borrador perpetuo y motivo. Un viaje en el que iremos tejiendo nuestro propio tapiz de lugares a donde nos gustaría llegar."

Y aquí, un servidor, se alegra mucho al escuchar que esta iniciativa se va consolidando. Por lo que implica, por el momento en el que aparece y porque me consta que tras el proyecto hay gente que, por encima de todo, ama los juegos de rol y tienen la vocación, la voluntad y la ilusión igual de firmes.

¿Qué ofrece Arcadia? Para empezar es un nuevo rincón, ordenado y accesible, desde el que seguirle la pista al popular Haunted House, el juego de casas encantadas que Manuel Fernández y Jacobo Peña vienen defendiendo desde hace ya unos años. Y también el mejor lugar para descubrir Aristoi, un proyecto que todavía parece estar en fase de desarrollo pero que huele pero que muy bien, si eres de los que olfateas en busca de propuestas innovadoras en cuanto a formato-sistema-planteamiento. Por último, y no menos importante, establece un canal de comunicación con la gente que hay tras el proyecto, redactores, ilustradores, diseñadores y, en fin, entusiastas de la causa rolera, que representan el perfecto ejemplo de porque esta afición, pese a lo denostada que ha sido por los medios y los mercados, está ahí y sigue fuerte como opción de ocio y cultura.

Parece que Arcadia se aleja de la fórmula editorial, para establecerse como espacio de creación y difusión de obras y autores que desean compartir sus ideas. No obstante, no puedo dejar de ver que Arcadia es también un observatorio para sus promotores, en un momento donde vale la pena estar ahí, dando el callo, a ver si el estado de la afición rolera cobra ese impulso del que tanto se habla últimamente. Es evidente que ellos, igual que otras iniciativas valientes como las de Three Fourtheen Games, Con Barba, Maqui Edicions, Taura DK o El Autómata, son una tesela más en este tablero del nuevo panorama que se está creando alrededor del mundo del rol.

Web de Arcadia.

Toc 2009 de Solergibert, el vino que se dejaron en casa

Dije que hablaría sobre vino, y allá voy.

Comienzo por agradecer a quienquiera que fuese que se dejó esta botella en mi casa durante la última barbacoa rolera. Sara y yo la hemos descorchado sin ninguna compasión en cuanto hemos tenido oportunidad.

Se trata de una botella de Toc 2009, de las bodegas Solergibert. DO. Pla de Bages.

Ahí va nuestras notas de cata, que valen lo mismo que una etiqueta de anís del mono, pero puede ilustrar a alguien en algún rincon del mundo. Nunca se sabe.

Ojo: Corcho estupendo. Color picota con ligera expresión violàcea en el menisco. Dicho menisco, por cierto, es estrecho y poco transparente, así que nos lo hemos bebido en un punto bien juvenil y en buena conservación. Lágrima lenta. Tiene 13,5 % de alcohol. Potentillo, el señor Toc.

Nariz: Potente y algo confuso (fenólico) hasta que se abre a los pocos minutos, revelando puntos vegetales y un matiz de ciruela.

Boca:
Inmediata astringencia de carácter vegetal. Aparecen ligeros toques de regaliz y balsámicos. Brilla por su ausencia la referencia a frutas rojas o similares, que es lo que uno espera en el 99% de los tintos. Al parecer pertenece al 1% de los que se contentan con ofrecer una experiencia que recuerda más a un paseo entre vegetación salvaje.

Eso que queda: Toc nos ha parecido un vino complejo de entender. Gana muchísimo al actuar en maridaje ya que se despiertan nuevas sensaciones en boca al mezclarlo con la untuosidad del queso o el embutido.

No hemos encontrado otras referencias de cata de este vino, así que os trendréis que fiar.

La noche que pasé con Jordi Savall en Estambul










Antes de nada, recomendar al que busque un artículo serio sobre el tema que se dirija al siguiente enlace, gracias. Yo lo explicaré desde un contexto menos gafapastoso, espero.

A Jordi Savall, Montserrat Figueres y al grupo Hesperion XXI los disfruto desde hace mucho. Han formado parte de mi inspiración desde que tengo un reproductor de CD's. Siempre que he buscado un contexto atmosférico para mis historias basadas en épocas antiguas he encontrado material de esta gente que ha enriquecido el proceso. El trabajo y dedicación del maestro Savall parece no tener límites, y ha cubierto gran parte de la historia musical con sus investigación y recuperación de sonidos del pasado. Creo que la cultura le debe mucho, y me sorprende que aun haya gente que le acuse de ser un agonía de las subvenciones del ministerio de cultura. Se me ocurren pocas personas que puedan utilizarlas mejor.

El pasado lunes 12 tuve a inmensa suerte de acudir al concierto que ofreció en el Grec, junto a Montserrat Figueras y Hesperion XXI. La actuación se centró en su trabajo "Istambul", una recopilación de temas relacionados con las culturas antiguas que habitaron dicha ciudad, lo cual supone una mezcolanza de ritmos armenios, vocablos arameos, tonadas otomanas y cánticos sefardís. 17 personas sobre el escenario (si no conté mal, que llevaba un par de cervezas en el cuerpo) se ocuparon de convertir el anfiteatro en una ventana hacia oriente.

Según descubrí durante el propio espectáculo, gracias a las explicaciones del presentador y del propio Savall, la recuperación de los temas que configuran "Istambul" hubiera sido imposible sin la figura de un personaje histórico llamado Dimitrie Cantemir, un príncipe moldavo que dedicó parte de su vida a recopilar y dejar constancia de las músicas que en aquellas circunstancias sólo se transmitían por tradición oral. Así pues, los espectadores de esa noche también le debemos el aplauso a este sangre azul que hizo de puente entre la historia y el maestro Savall. Después de Vlad Tepes ha pasado a ser mi rumano favorito.

Teniendo en cuenta que el concierto dio lugar un lunes por la noche, en mitad de un calor asfixiante, no hacía falta mucho esfuerzo para entrar en un sopor hipnótico, una especie de letargo que te arrastraba hacia la leyenda de la antigua Constantinopla, sus calles bulliciosas y su belleza milenaria que tantos pueblos diferentes han codiciado y compartido. Y en mitad de ese trance, esporádicamente, aparecía la frágil figura de Montserrat Figueras, una delicada ondina vestida rojo que, con su voz ancestral, le despierta a uno algo extraño en el subconsciente, una especie de eco extraño que te une al pasado y te hace ser consciente del largo y tortuoso camino que el ser humano ha recorrido desde que nos dio por aparecer en el mundo.